viernes, 9 de abril de 2010

Orfeo y Eurídice



Atended:
¿Lo oís? Caronte batelero de la laguna Estigia, llévame como una noche libertina, que la lira sea tu óbolo y el cánido Cerbero dormite en la penumbra con romances y rapsodias.
Escuchad gárgolas del hades, adormeceros parcas y furias percibir mis cantos de súplicas, mirad los sílbidos de víbora en mi llaga.
Inframundo es un suburbio de proxenetas, de yonkis en charcos de vómitos, de niños sodomizados, de los perros empalados,  de colchones evocando las sucia huella de sus pesos, de macetas que agonizan.
Una vieja mendiga me musita:
Eh muchacho canta una balada para mí.
Camino por el asfalto aterrorizado, sólo hay constelaciones muertas, Dios se ha ido.
Huyo en la calle del pánico, demasiado cobarde para seguirte, demasiado loco para olvidarte y llevando mi piel sola como amparo, te busca cuando los muñecos de nieve congelan el río del olvido.
Clamo la vuelta de tu sangre en los corredores del vampiro, un borracho me escupen su desprecio. 
Encontrarte aterida entre altísimos fantasmas, corremos a la última dirección de las palomas mensajeras, mirarte para no perderte, perderte por mirarte.
Violeta, desciende de tus piernas,
 la luz
es homicida.