jueves, 5 de octubre de 2017

La abogada del diablo

ecidí venderle mi alma al diablo, a cambio de qué, lo dejo entre él y yo.
Al diablo siempre se le vende el alma por algún deseo terreno insatisfecho, aunque el tiempo terrenal sea breve…
El diablo no se presentó, le esperé toda la noche en vano, le esperé todo el día, pero ningún atisbo de su consabida puntualidad.

Entonces me entró otra duda, a lo mejor es que no tengo alma, o es que el diablo tiene tantas almas que gestionar que ha llenado el cupo con millones de trillones de almas en los infiernos…  
Se me disparan las matemáticas, porque hay que contar las de otros planetas, en el supuesto caso de que exista vida y supuestamente crean en nuestro Dios terrestre.
Por cierto ahora la palabra supuesto, te permite decir que lo que te dé la gana. 
Eres un supuesto criminal, ladrón, corrupto o prevaricador.
Tú siembra que algo queda hasta que llegue el juicio y la sentencia, después te retractas con la excusa del supuesto, y aquí paz y después ya veremos…
Si para la justicia somos inocentes hasta que no se demuestre lo contrario, para el Dios de los testamentos bíblicos, somos culpables desde que nacemos, la culpa la traemos de serie genética, como las manos y los pies.
Pero volvamos al hacinamiento infernal y esto me lleva a  pensar:
cómo no va hacer calor en el averno, con esa aglomeración infinitesimal debajo de sus tierras.
Pobre Belcebú toda la eternidad con esa sudada, por qué Dios no lo perdona ya, total todo su pecado fue la curiosidad: Luzbel quería saber que había más allá de las estrellas.
(Os advierto astrónomos vais a ir todos al infierno a sudar por curiosos, entrometidos y soberbios, en los designios de los misterios inescrutables.)
El asunto se dirimirá en que nos iremos con Dios o con el Diablo a formar parte de su cohorte, hasta la contienda del Apocalipsis, en que lucharemos no sé donde, aún cuando ya sabemos que ganará el bando celestial. 
Para qué entonces todo este tinglado, Dios se aburre acaso y el diablo le entretiene el tedio…
Por sus actos le conoceréis dicen, y dicen que Dios es amor, tiene entonces una forma muy extraña de camuflarlo.
De ahora en adelante pienso portarme endiabladamente, después me arrepiento porque Dios que es infinitamente misericordioso saldrá de su escondite para perdonarme, matarme y darme la vida eterna.
¿Dios es supuestamente un vampiro sádico y el diablo su disidente….?

Esta abogada del diablo bromea, mi sentido del humor me destapa alguna pena y el sentido común me dice que el diablo es otra cara de ese Dios esquizofrénico salido del temor, del terror y de la duda ante quién somos, de dónde venimos y adónde vamos.
Recuerdo al poeta que andaba buscando a Dios, y yo, que también le busco pero no lo encuentro en los libros, ni los juicios finales, ni el temor, ni en las contradicciones, ni en el control, la crueldad o lo terrible. 

No sé dónde está, cómo es y si ni siquiera es, lo único que sé es que nosotros le necesitamos para dudarle o negarle o creerle.
Mis dudas crean un Dios de dudas, al fin y al cabo siempre creamos a Dios a nuestra imagen y semejanza y cuando no creo en él. 
¿No creo en mi misma?

¿Qué harías con la eternidad, si la tuvieras?