sábado, 18 de diciembre de 2010

La buena noche








Una vela para que llene tu silla vacía
doy la vuelta a mi bola de las nieves.
Tú atizabas el carbón enrojeciéndote de rosa las mejillas
yo escribía la carta de los deseos para oriente.
No le puse sellos, llegará igual dijiste.
Mirábamos centellear los árboles por la avenida.
Entonces te acordabas de tu padre
en el talud de las trincheras
recogiendo en su camilla tu niñez
  y desangrada su guerra.
¿Quién quiere castañas calientes?
voceaban las calles de mi libro.
Los gallos cantan otra vez
las largas docenas de la noche
donde los cuentos de navidad
encienden cerillas y fantasmas.



viernes, 19 de noviembre de 2010

Fiebre



No llevar nunca un paraguas por mucho que los meteorólogos y los cielos anuncien lluvia es una costumbre que guardo de los tres años que pasamos juntos. Te gustaba pasear bajo la lluvia o, mejor dicho, no te importaba lo más mínimo que estuviera lloviendo. Cuando todos abrían sus paraguas y comenzaban a caminar como hormigas ciegas tú ni te inmutabas, seguías caminando como si nada. Quiero decir que, seguíamos caminando como si nada, porque pronto me acostumbraste a ello. Sólo dejábamos de caminar cuando llegábamos a nuestro destino o cuando la lluvia se convertía en tromba y nos obligaba a parar, ya empapados, al cobijo de algún portal.

A pesar de hacer dos años de nuestra ruptura mantengo esa costumbre heredada a la que mis defensas inmunológicas no terminan de acostumbrarse. Esa maldita costumbre y la gota fría que se instaló en la isla el miércoles pasado hicieron que el sábado amaneciera con molestias en la garganta que anunciaban el dolor de cabeza y la congestión nasal que hicieron su aparición esa misma tarde.

Desde ayer estoy tomando un antigripal a base de ácido acetilsalicílico, aleato de clorfenamina, hidrocloruro de fenilefrina, ácido cítrico anhidro, bicarbonato sódico, carbonato sódico anhidro, citrato sódico, manitol (E421), polividona 30, glicina, docusato sódico y sacarina sódica, un remedio que la naturaleza nos había negado y que hoy podemos ingerir gracias a experimentos inhumanos en campos de concentración pero, claro, es mejor no pensar en ello.

El antigripal no ha resultado tan efectivo como cabría esperar tras ver los anuncios comerciales en televisión y, a las doce de la mañana, he tenido que dejar mi puesto de trabajo y venir a casa, a esta casa que ya no es tu casa, y sentarme en este sillón beige que tú no llegaste a ver en el salón, con la mesita a mi derecha en la que siempre hay un libro y hoy, además, una caja de clinex.

Cojo el termómetro digital para comprobar mi temperatura. Doy un repaso rápido y desinteresado a la programación de la televisión. No me he molestado en subir el volumen. Realmente no me interesa lo que hayan programado para este momento, no voy a ver la tele, sólo hago tiempo hasta que el pitido del termómetro me recuerda que tengo 38,62 grados. Tengo fiebre, de eso no cabe duda. Me duele la cabeza, tengo una extraña sensación de mareo, tengo náuseas y todo va a empeorar y, lo hará, porque es lo que busco.

Apago la televisión y cojo el libro que tengo a mi derecha. Es la Divina Comedia de Dante Alighieri. Se trata de una edición del año 1984 con encuadernación rígida forrada con terciopelo rojo. Lo compré hace dos meses en una feria de libro de ocasión. El polvo se ha ido depositando año a año en él y es imposible quitarlo por completo, igual que ese nauseabundo olor impregnado en sus amarillentas páginas. Ese olor, unido a mi estado febril equivale a un golpe seco en la boca del estómago. Vomitaría. Debería cerrar los ojos y dormirme pero, no ha llegado el momento todavía. No hay que precipitarse, sólo llevo quince páginas. Me obligo a seguir con la lectura a pesar de mi estado o, mejor dicho, por él.

Se me cierran los ojos solos, apenas puedo mantener la cabeza erguida. Más de una vez ha estado a punto de escaparse el libro de mis manos y caer al suelo. Sigo leyendo.

Cuando no soy capaz de recordar el tiempo que llevo de agónica lectura dejo el libro en la mesita de forma instintiva, con los ojos cerrados. No sé si la ultima frase la he leído realmente o me la he inventado. ¿Dante habría utilizado esa expresión tan vulgar?

Virgilio se había cansado de hacer de guía turístico y eso que acabábamos de empezar, por eso, cuando atravesamos el vestíbulo y llegamos a la orilla de aquél río turbio y vimos a aquel escuálido anciano, no se molestó en hacer las presentaciones de rigor, conocí su identidad al dirigirse a él en perfecto griego antiguo como Χάρων Khárôn, hijo de Érebo y Nix. Entonces supe que aquél río bravo que lamía la hierba negruzca que pisábamos era el Aqueronte.

A aquel anciano desgarbado no parecía caerle bien mi guía y le contestaba a todo con monosílabos o frases cortas adornadas con una voz áspera preñada de maldiciones e insultos y un entrecejo eternamente fruncido. Luego pude comprender que era el trato que ofrecería a cualquier persona que se acercara a su barca.

Extendió la mano y exigió a Virgilio un óbolo. Me echó un ligero vistazo y subió el coste dos óbolos más. Hirió mi orgullo y pensé que me había descuidado desde que te fuiste, pero era una estupidez pensar en ti en aquella situación. Virgilio le informó que yo pertenecía al mundo de los vivos y el anciano profirió tal cantidad de blasfemias que dejaron de tener sentido, estaba enfurecido y hablaba a dentelladas, lanzando saliva con cada palabra, parecía que los ojos le iban a salir de sus órbitas en cualquier momento. Apenas me miraba, yo no era nada ni nadie para él, mera mercancía y, además, de la que tenía prohibido su transporte. Esta prohibición parecía gustarle al anciano.

Una vez hubo terminado con los insultos y maldiciones, exigió el pago estipulado “para esta clase de mercancía”. El pago, me explicó más tarde Virgilio, consistía en una rama de oro que proporcionaba la Sibila de Cumas. Pero Virgilio negó con la cabeza y aseguró que pasaríamos sin realizar pago alguno. El anciano se negó a ello, dijo que sólo transportó a un vivo sin que pagara este tributo, por lo poco que conocía de mitología supe que se refería a Heracles que redujo al anciano empleando toda su fuerza, por ello el anciano fue recluido en una urna durante un largo año. Virgilio puso sus brazos sobre los hombros del anciano en tono conciliador y amenazante a la vez, le miró a los ojos y le espetó con voz serena “así se dispuso allí donde se tiene la autoridad”.

El anciano pasó al silencio y la calma inmediatamente, eso sí, no dejó de fruncir el ceño y de proferir blasfemias entre dientes. Nos invitó a embarcar y le hicimos caso.

Sabía que en la otra orilla nos esperaba el Infierno, lo sabía pero, en estos instantes lo que me preocupaba era no morir durante la travesía por aquellas aguas en las que todo se hundía excepto la barca del malhumorado anciano.

Soplaba el viento en todas direcciones. Nunca había visto un río con una corriente tan salvaje. A pesar de eso, la embarcación permanecía estable gracias al remo del anciano que demostró que sus correosos brazos poseían una fuerza descomunal. Comencé a marearme. La cabeza parecía que me estallaría en cualquier momento. Noté algo parecido a un golpe seco en la boca del estómago. Me había desorientado y Virgilio, que parecía haber adivinado lo que me pasaba, me agarró con fuerza e hizo que me sentara. Creí que vomitaría en cualquier momento. Respiraba de forma trabajosa y comencé a sudar. Ahora también me preocupaba lo que me esperaba en la otra orilla. Comencé a llorar e implorar que dieran la vuelta. El anciano y mi guía se miraron y comenzaron a reír a carcajadas. Virgilio se agachó hasta ponerse en cuclillas y, posando su mano derecha en mi frente me pidió que decidiera qué quería hacer. El llanto me impidió articular respuesta alguna. Virgilio parecía decepcionado “dejaremos el viaje para otro momento o para otra persona” y ordenó al anciano que diera la vuelta. Inmediatamente supe que la decisión no era la acertada.

Me he despertado con la boca seca y un extraño aturdimiento. Me vuelvo a poner el termómetro, la fiebre ha bajado pero no desaparecido. Miro hacia la mesita de mi derecha al libro de encuadernación roja. Mañana tendré otra oportunidad, siempre que Virgilio esté dispuesto a ofrecérmela.





Relato de Blas Martínez Fernández
Dibujos de Paloma Blázquez

sábado, 13 de noviembre de 2010

La salida

Otra deriva
abrumada entre un mar de témpanos
tu tez álgida
busca la salida de incendios
de las fábricas de hielo.


sábado, 6 de noviembre de 2010

Pajaritas de papel





Eres el crucificado
del que los centuriones no se juegan tu traje a los dados.
Centinela de intemperie, dios de las cosechas
sé que palpitas por otro latido
que no sea
el asedio inmóvil del espanto.

martes, 26 de octubre de 2010

...Púgil







Comprendo, 
porque suben al ring de un cuadrilátero  

 para bailar con elegancia y
darse de mamporros según las reglas del marqués de Queensberry.
No en realidad, no lo comprendo, menos aún  comprendo
un público engolfado en los kaos y sus apuestas.
Me he caído de un guindo hace mucho, 
de sobra sé, que vivimos en la cultura de la violencia.

Saber algo no quiere decir que lo comprendas y menos aún que lo admitas.

Que califiquen al boxeo, como deporte o arte
me resulta inadmisible, me parece un intento ingenuo en la superficie
perverso en el fondo, de civilizar refinando
la violencia con guantes abultados, dientes de limón
narices aplastadas y cabezas sonadas.

Con una violeta en el ojal
me he vuelto a subir a los guindos.






miércoles, 29 de septiembre de 2010

Insurrecto




Irreductible
irreconciliable
irrecuperable
irrecusable
irredento
... irreflenable
irremediable
irremisible
irresponsable
no te confieses más
cállate
.

martes, 20 de julio de 2010

Instinto







Han venido a hablarme los instintos
de los tres reinos de la vida
uno  en la boca
otro en el sexo
otro en el corazón
acatando sus leyes 
inefables o terribles
amor y deseo clavan
sus gozos.







martes, 13 de julio de 2010

Collage





una revuelta  sobrevive 
abriendo con una llave torcida
un mundo secreto 
un corazón derrumbado
adormecido blanco y negro en 

este collage de palabras.


lunes, 5 de julio de 2010

En los márgenes del Vístula

El cuerpo siempre pierde contra el vestido
dijiste,
es cierto dura más la tela que la carne.
Les resultas una escéptica y lo eres
además me pareces una romántica camuflada
viviendo con un gato y una jaula para pájaros vacía.
Y crees en tu signo natal de agua y de cáncer
por eso nunca querías irte de viaje
dejando huérfano de luna
al caparazón de ladrillo
en los márgenes del Vístula. 
Por eso hablo de ti como si no te hubieras ido
y aplaudo tu alegría irreverente.








domingo, 27 de junio de 2010

Trópicos



Ando buscando patria
por detrás del burladero
de esta España
con peña y pena
con coños y conos negros
con cuñas y cunas de madrastra
con piño y pino verde
con cañas y canas de esperanza.
Ando buscando trópicos
de rosaledas y manzanas
Con un temblor de cencerros
por más que busco
solamente encuentro
modo manera y costumbre
detrás de una tumba
que el sol blanquea.


domingo, 13 de junio de 2010

Reposo




Del bosque de mis lápices
has venido 
quiero hacerte respirar
con una presión que levante la noche
tu reposo
tú una figura 
de un mapa distante.


viernes, 14 de mayo de 2010

Las hijas de Casandra




En el paraíso perdido hay un jardín irascible entre los laberintos líticos,  ella gritaba arrodillada en el camarín de las vulvas. 
El oxido rojo tizna su ojo cuando las dilataciones son continuas y el llanto se abre a empujones enseñando la cabeza.
Tantos  otros milenios y otra pelvis alumbrando, cuando no pudo más rogó por la anestesia  epidural en la aséptica habitación verde.
Ella sólo quería casarse, la cuidarán con tutela, adiestrada a ralenti, bautizándola resignación entre todas las lenguas, la esposa del Dios habita una morada de llamas en amor viva, le podrá los cuernos con una muñeca de silicona de última generación made in Japan, a pesar de adorarle poniéndole la sal en la comida, acunarle como una madre, plancharle las camisas previamente suavizadas con Mimosin, la nueva lavadora digital no tiene un programa de centrifugado que quite las arrugas de los 40 años, la que acierta en casar no le queda en que acertar decía su madre.
 Pero nena tú vales mucho aunque te hayan dejado tirada por dos de veinte, de nada te valen siete master en economía del hogar, a la sinapsis del anillo le falta la retórica, sensibilidad y costumbre que se consume en la andropausia del cazador cazado.

Gratia plena dominus tecum he aquí la esclava del señor. La hurí, en el verde vergel oasis de Alá se quita uno a uno los siete velos en un prostíbulo de Marbella, creo que es rumana y está enamorada del cantautor, el letrista de pilinguis princesas, a ella se le cae la baba cada vez que lo escucha recitar sobre los mendigos del cajero automático del Banco popular plus like peace. 
Es todo fachada el trovador, en realidad las caneas tras reventarles la boca después de la succión glande porque de grande no tiene nada, ya ya que el tamaño no importa dicen ellas sin mucho convencimiento; antes habían quemado el sujetador de la talla 85 para comprarse en los 90 uno de la talla 120. El gurú musical en los ratos libre hace performance, le ha salido una úlcera de tanto aguantar a las fans, copas y rayas de nieve, aliviándose a omeoprazoles, tras la abluciones con pachuli hace yoga limpiándose el karma en el gimnasio, sólo quiso hacerse un hueco, un solo en el escenario. 

Ella está secuestrada en el puticlub de carretera y se paga el pasaje al infierno con lenguas francesas.

Haciendo números sin calculadora para llegar a fin de mes, ella observa tomándose un trago la conversión o trasmutación del calzonazos (eso dicen de él las vecinas del quinto) que además limpia el water con la escobilla y pato W.C y cocina la sopa bullabesa en la vitroceram, quejándose encima la bragazas (eso dicen los vecinos del sexto) del status de pata a la llana y en casa (ha perdido su trabajo tras dar a luz a la gemelas, esperaba el ascenso, se quedo con las ganas y la rabia, ascendieron a su compañero Juan y ha sido sustituida por el becario); mientras en la tele TDT dan un documental sobre mujeres jirafa con un collarín anillado, el cual jamás podrán quitarse sin desmoronarse. De un pecho les cuelga un niño otro se esconde tras sus piernas, cambiando el canal la bendición benedictina urbis et burgo et land et pecatis tuis los noster no son pecado son debilidades, la castidad es muy dura para los azotadores de pueris et púberes (para eso sexistas no son) pontificando contra el uso de los profilácticos en una profilaxis pecaminosa sin preservativos para el resto del “anormal”vulgo.




Cuando la puerta se abrió la niña esperaba abrazada a su oso, en la mesilla gira la lámpara de carrusel con elefantes y delfines, el padre penetrador perpetra una vez más por los sueños de estrupo, con los ojos muy abiertos escucha: ¿Quién es el cariñito de su papá? no se lo digas a nadie es nuestro secreto y ella nunca lo dijo, se convirtió en una belle de jour que toma sinogan 100 y únicamente siente amor cuando la violan.

Una vieja porta la cuchilla oxidada, mellada, sesgará el clítoris que con una espina del arbusto culminará en el costurón de belleza virginal, castración imprescindible para amañar casamientos, llevadas de la mano, las chiquillas de morenas mejillas por sus madres re- andando el mismo camino atemporal, rezando lo que saben para que no se las lleve el belicismo violándolas día sí día no. Entre ráfaga y ráfaga servirán a la soldada en la trinchera bailando el cha-chachá esclava.

La reina del mocho que limpia la oficina con contrato y sueldo basura piensa sobre lo que le ha dicho la bruja del horóscopo a 30 euros la tirada, todo mejorará... ella sonriendo sin el diente incisivo del maxilar superior se lo cree a pies juntillas, le duele el moratón de la espalda y el ausente canino, pero más le duelen las promesas de su hombre de pelo en pecho que la golpea cada sábado antes o después del coital u post.
No lo haré más, dice él.
 Sin valor para dejarle ni denunciarle: ¿Qué podría hacer sin él? 
 Tú no eres nada sin mí fregona -brama él. 
Ella se acuerda del día que se casaron, con una barriga de 6 meses vistiéndola su madre para el bodorrio, le decía: hija que suerte has tenido, tu padre y hermanos ya no se avergonzarán de ti, ya no podrá decir el vecindario que eres una puta.
Arriba en la planta tercera computa en la computadora, la directiva, al llegar la hora de salida, chatea intentando encontrar un amor que no compita, detrás de un gran hombre hay una gran mujer, detrás de una gran mujer hay... las más de las veces nada.

En el despacho del editor se sienta la escritora novel, nerviosa ante la entrevista y un tanto extrañada del horario, la ha citado a las 22:00.

Sita la clínica de la calle Esmeralda, sentada en la sala de espera, la adolescente rubia se aferra con fuerza a la silla, siente pánico y melancolía,  debatiéndose ante la idea de irse y no abortar. 
Sola, nadie la acompaña si siquiera aquel chico al que le regaló el primer amor. 
A sus padres no les ha contado nada, no lo entenderían, aún creen que tiene 8 años y todo lo que han hablado sobre sexualidad fue sobre cigüeñas y nidos. No puede tener este bebé tendría que renunciar a la beca, a las amigas, al viaje de fin de curso... sus padres... no puede cargarles con otro niño, ambos trabajan y ganan lo justo para sobrevivir, criar a tres hijos y pagar la hipoteca.


El catálogo exhibe ex misses anoréxicas, el ministro agobiado de obligaciones y cansado tras la cacería, elige un respiro polvo a 6000 euros con nocturnidad en Inglaterra o fue en España…

Que nooo que también en Alemania.
Qué dices si es  un respetable candidato republ... o  democr... 
Las canas al aire no tiene fronteras, la mujer del César no sólo tiene que ser honesta sino aparentarlo.
La ministra consorte le espera en la house tomando el té con las amigas mientras comentan las últimas novedades sobre cosmeticología, el uso de oro caviar cambiará la faz del mundo, sobre todo la de ellas.
Suspira deseando que llegue el miércoles para su cita con el gigoló que aparenta masajista.

Hace tres días le dieron la noticia: su hija ha aparecido en un descampado, su cuerpo rígido y azul cubierto por una montaña de basura, el novio ha confesado el crimen.
La madre sólo puede pensar en el día en que nació; el día que la llevó al colegio por primera vez con aquella mochila roja, el día que sopló las velas y aquel día desayunando tras arreglarle el bajo del pantalón cuando le dijo: Mamá te quiero...





Las monjas hacen tocinillos consagrados al cielo, retiradas del mundanal con clausura y sin ruido, rellenan pastelillos con frutas, frutas para Eva.

viernes, 9 de abril de 2010

Orfeo y Eurídice



Atended:
¿Lo oís? Caronte batelero de la laguna Estigia, llévame como una noche libertina, que la lira sea tu óbolo y el cánido Cerbero dormite en la penumbra con romances y rapsodias.
Escuchad gárgolas del hades, adormeceros parcas y furias percibir mis cantos de súplicas, mirad los sílbidos de víbora en mi llaga.
Inframundo es un suburbio de proxenetas, de yonkis en charcos de vómitos, de niños sodomizados, de los perros empalados,  de colchones evocando las sucia huella de sus pesos, de macetas que agonizan.
Una vieja mendiga me musita:
Eh muchacho canta una balada para mí.
Camino por el asfalto aterrorizado, sólo hay constelaciones muertas, Dios se ha ido.
Huyo en la calle del pánico, demasiado cobarde para seguirte, demasiado loco para olvidarte y llevando mi piel sola como amparo, te busca cuando los muñecos de nieve congelan el río del olvido.
Clamo la vuelta de tu sangre en los corredores del vampiro, un borracho me escupen su desprecio. 
Encontrarte aterida entre altísimos fantasmas, corremos a la última dirección de las palomas mensajeras, mirarte para no perderte, perderte por mirarte.
Violeta, desciende de tus piernas,
 la luz
es homicida.




miércoles, 31 de marzo de 2010

Acorde



   El perro lame la lluvia del charco
   y escucha tocar lenocinios al acordeón
   cantan las rameras  
   vestidas desvestidas en el dulce burdel
   ellas son tus hermanas y tú su poeta
   él es su hermano y ellas las poetas
   a la penumbra que da una luz
   hiriendo el espejo
   bailan ellas y él
   él y ellas con medias sin medias 
   las putas tiernas
   él ignora por qué
   ellas sólo quieren bailar
   sólo quieren ellas cantar
   leve en el pelo, la brisa
   por el cuello, las rosas
   la punta de un beso
   en la puerta de la noche le despiden
   antes de que ascienda el sabor ácido
   del alba






miércoles, 24 de marzo de 2010

Érase una vez





Érase que se era el velo de la luz y de la selva
era una laguna y sobre ella un romance de gesta
flotan las hojas gigantes plagadas de muescas hendidas por el torrente de las lluvias.
A su lado una ninphea blanca perfuma con olor de piña el amanecer
fascinado un insecto goza del néctar  

dentro, muy dentro de la fémina flor y ésta se deja hacer 
cerrando una captura al goloso seductor que acariciando liba sus corolas,
soltando el rastro seminal con sus patas expeditas y libidinosas.
Vuelve abrirse dejando en libertad a su amante y es entonces cuando mutando 
convierte su piel de pétalos en rosa y en macho. 
Cerrándose otra vez se sumerge y no emerge más, agoniza dentro de las aguas. 
Pero antes incuba las semillas germinadas de un amor que puede dormir hasta despertar
tras  un intervalo de treinta siglos.

Creemos los humanos entender las metáforas con
 idilios de espesura porque o las pintamos o los escribimos.



miércoles, 10 de marzo de 2010

Juegos




Mambrú se fue a la guerra
y sólo volvió la pena.
Qué viejas son las canciones
y qué nuevos los niños 
jugando con la muerte 
entre el polvo
de la tierra.