Con una brasa en el hueco de tu mano
semejante a otra estrella inmóvil
solemne el frío te sostiene aún erguido
cuántas tormentas ha estado sobre el tiempo
con tus cicatrices intactas.
con tus cicatrices intactas.
Esta carne violácea ya es de los ahogados.
Por la matriz de los remolinos
asoman todos los cadáveres
disecada en sus encías su sonrisa de hueso,
masticados pútridos sus sexos, sus ojos y sus lenguas
bajo el nervio y la pinza espectral de los cangrejos.
El jirón en la vela norte
acompaña su cortejo de ola náufraga
y contra el viento esta mar
cambiando el rumbo para siempre
del destino a tu tierra prometida.