Lo que el agua te dio
fue un torrente para dejarlo correr
donde todas tus penas aprendieran a nadar.
Lo que el amor te dio
fue un pincel para pintarte a solas.
Lo que el destino te dio
fue un corsé, un útero partido, una bizarría
un diario para escribir,
un Diego mío, mi Diego amor.
Lo que diste tú
fue poesía atormentada
una salida para no volver nunca más
en línea discontinua
mientras anochecía el verbo cielo
en tu casa azul.