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Y de esa quietud
Y de esa quietud
se desata hosco el paladar de las lenguas
ni dócil podrías llamarlo de un movimiento
con un nombre que se invoque
corriendo súbito hasta la oscuridad de una edad perdida
Y sólo el mármol coronado de bosques
calla porque sabe
lo que escupe
el hueco
con alma
de su piedra.