miércoles, 8 de agosto de 2012

Habanera

Sólo el viejo lobo 
padece la hemofilia de la mar dulce
de la amarga mar en la orilla del papel y del alcohol

En las noches lúgubres en que las estrellas  desaparecen como ángeles perversos r
ecita al horizonte su salve.
Y no sé por qué será
que los licántropos del mar tienen 
un amor imposible 
de sirena varada en cada puerto
la ceguera de Ulises
y el arpón de Ahab.


Madre marinera mar de los sargazos
cuando embarranque por la sangre

el último juramento
mójale el sudario que le huela a ti.