viernes, 28 de diciembre de 2012

Porqué llora el sauce




Mientras tomo un café con magdalenas Frida hace cabriolas y me dice apúrate ya no llueve, vamos al parque.
Me llevaré la máquina, para hacerle una foto al lánguido sauce deslizando su peso líquido por las hojas.
Cerramos la puerta y bajamos escaleras. 
Frida corriendo como siempre.
Espera antes de salir a la calle, ponemos la correa loquita mía.
Vale me dice ella, pero ya sabes que te llevo yo de paseo.
Ah sí ya lo sé ¿Me soltarás en el parque?
Bueno me lo pensaré mi paloma oscura si te portas bien...
Cumple su promesa y me deja libre por la yerba recién segada.
Abro el diafragma visualizo la foto, un terrier me ataca el bajo del pantalón.
Perdona, me dice una mujer ¿Te ha estropeado algo
Don?
No, no se preocupe (cierro el diafragma) se deja caer sobre el banco, me siento a su lado
no sé porqué.
Don y Frida han decidido examinar sus respectivas retaguardias como ya son amigos nos olvidan jugando.
Sentadas en silencio debajo de la impenetrable sombra del sauce.
De pronto dice, no debería estar aquí he dejado solo a mi marido tiene Parkinson.
Me siento tan cansada...
Tampoco ayuda esta llovizna que no cesa, me duele todo el cuerpo, añoro la brisa seca de mi pueblo.
Cuando niña cuidaba de mi abuela, después de mi madre, mi padre, mi suegro, mi suegra, mi hermana hasta que murieron, después a mis hijos hasta que se fueron, ahora a mi marido. 
Me he pasado la vida cuidando a todos.
Estoy tan cansada...
La miro y veo todas esas caras en un retrato robot, que han borrado su rostro 

y me parece que el sauce llora por ella.