Juez: Se encuentra ante la presencia de este tribunal por decir la verdad.
Acusado: ¿Soy reo de mi verdad?
Juez: Usted es un loco, un idiota.
¿De qué sirve decir su verdad en el mundo de las mentiras?
Acusado: No sirve de nada, tiene razón.
Juez: Este tribunal le condena a mentir de por vida.
Acusado: ¿En todo?
Juez: Le he dicho que en todo, no insista o le impongo una sanción por desacato.
Acusado: ¿Debo matar al temerario?
Juez: Exacto, usted es su propio verdugo.
Es por su propio bien vivirá en un estado de bienestar será aplaudido, admirado y aceptado.
Acusado: Cuando era un niño mi padre me daba los mismos consejos pragmáticos que su señoría.
Juez: Entonces su padre no era como el mío. Mi padre era un adicto a la verdad como usted y acabó recluido en el manicomio de la hipocresía.
Acusado: ¿Le quería usted?
Juez: Creo que nunca he querido a nadie sólo a ese viejo ha sido mi única verdad,
pero la he mandado al patíbulo con mi hábeas corpus.
Acusado: ¿Por qué usted y yo nos fugamos juntos?
Juez: ¿A dónde...? Visto para sentencia.