Llamaron dos veces a la puerta.
Quién vive, dije, mirando por la mirilla.
le vi y abrí el umbral
Qué ofreces, pregunté.
Vendo una carta de amor, profecías,
un antídoto para el cinismo
un antídoto para el cinismo
o el cuerno de un unicornio.
Fábulas de esas tengo, buhonero
si las quieres, todas son para ti,
quiero perder la memoria antes de morir.
quiero perder la memoria antes de morir.
Desapareció con ellas
y su carromato trazó un surco sobre la acera
igual que un punto rojo en la sien de un calendario.