lunes, 26 de mayo de 2014

Un domingo cualquiera


Fue domingo cualquiera
te sentaste sobre el bordillo 
que limita con la alfombra mullida de la yerba,
las hojas de los árboles, te hacían con sombra
un encaje oscuro por la cara. 
Tienes cuatro años que escuchan
 a la guitarra callejera 
con una gorra de monedas a sus pies
bailas
cantas 
y dibujas con una tiza sobre el suelo 
nubes, casas y soles 
de una calle nueva.
Tu madre te llama
Teresa
¿Con qué nombre algún día querrías llamarme tú?
Os vais
tú elástica dando saltos mortales
desde el bordillo que te aleja
la niña que fui roza tu tibia mano
el oído del domingo es quien sabe
de la voz de las niñas sus secretos.