domingo, 10 de mayo de 2015

Azafrán


Te apostabas en la esquina del caballo rojo
de una Granada rezumando sus arrayanes.

Ritmo, armonía y melodía
que movía los flecos al mantón
cuando los tópicos son ciertos
y no lo son sus embustes
tentados con palos de ciego.
Desde su trama de bajo lizo
donde arrastrados
y revueltos como las latas hasta la chatarrería
recién parecías salir de un romancero.
Esa eme con que marca
la línea de la vida a trazo de la carne y del tendón
seguiste con tu dedo nómada
pero No, No quise saber
lo que leíste entre líneas
por principio
a la incertidumbre.