Sin voluntad
recorre recodo a recodo
de pie, de rodillas o en cuclillas
girando las vueltas de sus pies
y de un ovillo
que deshace su madeja
hasta llegar al centro,
Allí hay
Un ángel que se derriba
una bestia que se eleva
el esfuerzo de un loco
que aún no ha tocado
el suelo.
Un loco que se derriba
un ángel que se eleva
la derrota de una bestia
arrebatado por las uvas.
Una bestia que se derriba
un loco que se eleva
un ángel enfurecido,
vociferando a las sombras.
La loca velocidad del ángel
concentra la soledad
de un minotauro
devorándose su propio corazón.
La herida de Ariadna
sale de otro laberinto
dejando a la entrada
su hilo incandescente.
recorre recodo a recodo
de pie, de rodillas o en cuclillas
girando las vueltas de sus pies
y de un ovillo
que deshace su madeja
hasta llegar al centro,
Allí hay
Un ángel que se derriba
una bestia que se eleva
el esfuerzo de un loco
que aún no ha tocado
el suelo.
Un loco que se derriba
un ángel que se eleva
la derrota de una bestia
arrebatado por las uvas.
Una bestia que se derriba
un loco que se eleva
un ángel enfurecido,
vociferando a las sombras.
La loca velocidad del ángel
concentra la soledad
de un minotauro
devorándose su propio corazón.
La herida de Ariadna
sale de otro laberinto
dejando a la entrada
su hilo incandescente.