sábado, 20 de septiembre de 2014

La muda

Unjo mi cuerpo 
para tu cuerpo de desembarco
en tu oído vierto salvas de náyade
llegando hasta nuestras bocas que juntan
un alijo que muda la piel de sus serpientes

me acongoja el júbilo con que apago la oscuridad
para un pacto de ombligos que no se han domesticado
las manos no han de saber adónde ir
ni las caderas agolpando un ritmo de latidos
que se abrazan con una multiplicación de diosas Kali

Al tiritar ardemos
Al suplicar exigimos
 Nos bebemos nos comemos 

hasta que el gemido
 haga su voz entre nosotros
mostrando ese rostro que nadie nos conoce

Temblando
por ese incesto que la muerte tiende a la vida
sonríes
o sollozas amor
en tu escapulario.