Una paradoja cuántica.
Un experimento mental de Schödinger.
Una caja y un gato.
Imaginar al minino de las nueve vidas de sigilo dentro de la caja.
En el interior de la caja hay un detector de electrones unido al terror de un martillo.
Debajo del martillo un frasco de cristal con una dosis de veneno mortal.
Un experimento mental de Schödinger.
Una caja y un gato.
Imaginar al minino de las nueve vidas de sigilo dentro de la caja.
En el interior de la caja hay un detector de electrones unido al terror de un martillo.
Debajo del martillo un frasco de cristal con una dosis de veneno mortal.
Ahora a la lógica le pueden suceder dos cosas.
Al dispararse el electrón, activa el mecanismo del martillo y rompe el frasco,
y el tósigo inhalado asesina al gato, al abrir la caja veremos su cadáver,
o el disparo del electrón toma otro sendero sin romper el frasco,
al abrir la caja el gato nos contempla.
Al dispararse el electrón, activa el mecanismo del martillo y rompe el frasco,
y el tósigo inhalado asesina al gato, al abrir la caja veremos su cadáver,
o el disparo del electrón toma otro sendero sin romper el frasco,
al abrir la caja el gato nos contempla.
El electrón siendo onda y partícula,
siendo ola y bala toma los dos caminos,
y aparece la paradoja atómica,
ya que al mismo tiempo ha matado al gato
además lo ha dejado vivo,
pero quien abre la caja sólo lo verá vivo o muerto.
siendo ola y bala toma los dos caminos,
y aparece la paradoja atómica,
ya que al mismo tiempo ha matado al gato
además lo ha dejado vivo,
pero quien abre la caja sólo lo verá vivo o muerto.
Pero he abierto la caja y el gato no estaba.
Las paradojas ignoran
que los gatos las han inventado
atomizándose
desaparecen, aparecen
donde y cuando
menos se les espera.
que los gatos las han inventado
atomizándose
desaparecen, aparecen
donde y cuando
menos se les espera.