lunes, 8 de diciembre de 2014

Sanguina


Hoy no ha contado el tiempo
que de improviso te marchaste.
Ayer no se acordó de ti.
Y lo racional que es tiempo insistiendo
que todo lo curará el mañana.
La pena en su guarida
haciendo sentir que seguías con vida,
ha abierto su cerrojo para siempre.
Prometió dejarte ir,
si insistió en tu existencia de fantasma
entre una vida y (¿La otra?)
entre un limbo y otro,
pidió perdón.
¿Sabes que te perdonó?
Pero:
la esperanza inmensa 
es de los perros
que se echan en las tumbas
a esperar que vuelvan
aquellos que han querido.