Del caudal hirviente
escoge el destino
a los cautivos de los deltas azules
atravesando sus estrechos de mar tibio
un reloj me da los vuelcos
cruzando a mis donantes tendidos.
Dentro de mi estanque
los astros apagados
sus hechizos me coagulan
entre los años luz y esta anochecida
respirando en los confines de mi savia
donde me parece escuchar
girando los planetas de páramos oscuros
anhelando el riego fértil
del venéreo veneno
y el cadmio rojo de amapolas.