Los reyes son los padres, me dijiste
con una risita insoportable de sabionda
No dije nada, sólo te mire con odio
por fundir
la isla del tesoro con olor a incienso
el uno para todos y todos para uno
de aquellos mosqueteros dorados.
No dije no es verdad
te creí y sólo te miré con melancolía
por sacarme de la tripulación de los que se rebelaban a bordo
bebiendo mirra.
Te los llevaste encima de la mula, el buey y los camellos
de vuelta al pasaje de los crédulos
Desde entonces en quien creo
y a quien espero es
al oriente de la magia.